lunes, 29 de octubre de 2007

Estrella Ortíz en Albacete


El pasado viernes tuvimos a una estrella de lujo en la Biblioteca Pública de Albacete: Estrella Ortíz, decana de los cuentacuentos (son palabras de Pep Bruno, otro cuentacuentos), “Viajante de sueños, narradora de cuentos, cuentista y bruja Rotundifolia” (según su tarjeta de visita) y maravillosa maga de las palabras (según mi humilde opinión).


Fue una sesión doble: a las 7 para los niños y a las 8 y media para mayores. Con la excusa de llevar a mi hijo disfruté de la infantil en la que conocí a la bruja Rotundifolia que con la magia de sus palabras nos llevó de viaje por el espacio y escuchamos cuentos sobre animales, cuentos sobre la luna, cuentos que dejaban a todos con la boca abierta (incluídos los padres).


Y más tarde, los mayores nos dejamos llevar de su mano y su sabiduría a un bosque maravilloso, de palabras y de sueños, de poemas y de vida. Y no quiero decir más, para no desvelar su programa, que es estupendo.


Todo con la presencia de los libros, que nos enseñó generosamente y nos recomendó a los que tuvimos la suerte de estar allí.
Gracias, Estrella.

martes, 23 de octubre de 2007

Cranach en el Museo Thyssen de Madrid



He estado una semana en Madrid y, como buena chica de provincias, he aprovechado al máximo mi estancia en la capital para ver lo mucho que tiene Madrid que mostrar. Y éste será mi vino del estío durante algunos días, así que empezaré a descorchar botellas.

Una de las visitas obligadas era el Thyssen, que estrena exposición: "Durero y Cranach. Arte y Humanismo en la Alemania del Renacimiento". Y he conocido a un pintor que me hubiera pasado desapercibido y sin embargo me ha encantado: Cranach.

Me ha gustado sobre todo por esas mujeres misteriosas que pinta. Tienen una cierta picardía y mucha sensualidad en su mirada. Son mujeres que sin hablar cuentan mucho; sonrientes y hermosas, terribles también. He buscado en la red los dos cuadros que me subyugaron (¿se puede decir "subyugar" en un apunte de blog? sea como sea, fue fantástico), pero hay muy poco y lo que hay no es exactamente lo que yo ví, pues hay muchas variaciones sobre el mismo tema, por ejemplo el de Melancolía. Aun así, he encontrado dos muy interesantes:
La Melancolía, en el que un ángel parece meditar entre el bien y el mal mientras afila distraídamente una vara. Dirige su mirada a tres niños que están jugando con una esfera y al fondo hay un perro dormido, que significa la fidelidad. Y unas perdices, que simbolizan la lujuria. Lo más interesante es la expresión del ángel: parece que está tramando algo malvado. Los niños intentan mover la bola con una palanca ¿es el mundo? ¿quienes son los niños?
La segunda imagen es Sansón y Dalila. Se ve que era un tema que gustaba mucho a los renacentistas. ¿Quizás para confirmar lo malas malísimas que somos las mujeres?
Entre las dos pinturas hay una coincidencia en la disposición de las figuras, el paisaje de fondo y la armonía de colores. Y ambas mujeres, aunque una tenga alas, muy perversas.
Otro cuadro que me gustó y no he encontrado en la red es "El juicio de Paris". Las tres hermosas damas que piden su veredicto a Paris aparecen desnudas; sólo un tenue, invisible velo sobre ellas que sirve para darle más sensualidad si cabe a la escena.
Por cierto, las mujeres que gustaban en esa época tienen una tripita muy graciosa, redonda y abultada. Y el color de la piel es blanca, como si tuviera luz propia.
Recomiendo que vaya a ver la exposición a quien le guste la pintura y la magia que ésta encierra. Los cuadros hablan por sí mismos y ganan mucho cuando se les ve "en persona", sobre todo porque hay matices, colores y detalles que es difícil de percibir a no ser ante la propia imagen.

miércoles, 10 de octubre de 2007

¿Por qué escribo?


Llevo unos días preguntándome por qué escribo. Qué tiene esto de comunicarme de esta forma silenciosa y esperar que tú me leas. Qué tengo yo dentro que necesito expresar, por qué todas estas palabras de mi cabeza al papel, a la pantalla, al espacio virtual de la gran red...

¿Por qué escribo?

Me recuerdo desde pequeña escribiendo. Algo tan solitario y tan íntimo, tan de locos en un mundo que, de por sí, ya es una locura. No sé por qué, pero sé que hay algo que me impulsa a hacerlo. Algo que me ayuda a vencer el miedo al ridículo, la cobardía, la tristeza, la pereza (bueno, muchas veces gana ésta, ésa es la verdad), el dolor, el hastío y sobre todo el absurdo. Preguntarme por qué, para qué estoy ahora escribiendo, qué objeto tiene todo ésto.

No lo sé, pero me dejo llevar. Es lo único que puedo hacer: dejarme llevar.

No es que piense que soy un genio, ni mucho menos.

Ni que mi vida sea lo más interesante del mundo y merezca ser contada.

Ni que por medio de la escritura alcanzaré la fama, la gloria, la inmortalidad y una buena cuenta corriente, como les ha pasado a otros escritores que han sabido encontrar la piedra filosofal.

No, no es por nada de eso.

Escribo por necesidad.

Porque sin escribir (y sin leer) no podría mantener mi juicio sano.

Porque necesito explicarme el mundo una y otra vez. Sólo a través de la escritura entiendo la vida, el amor y la muerte, lo que a todos los seres humanos nos acecha y nos preocupa.

Porque escribir me salva de morir ahogada en mis propios naufragios.

Esto es de locos, vale, pero yo me manejo como puedo con mi locura. La única fórmula es escribir.

Y sobre todo, escribo porque me gusta. Porque si no me gustara en este momento estaría haciendo cualquier otra, pero no esto.

Aunque escribir también es un riesgo. Es ser un poco exhibicionista. Quedarme desnuda, expuesta y muchas veces indefensa ante tí, lector. Me juzgarás y en ese juicio quizás me condenes; claro que yo me lo he buscado.

Y sigo pensando ¿para qué escribir si es arriesgado? Pero la vida también es un riesgo y todos deseamos estar en ella el mayor tiempo posible ¿verdad?

lunes, 8 de octubre de 2007

Gatos y Bukowski en un lunes de otoño






Me gustan los gatos. Siempre me han gustado, es una de mis grandes pasiones. También me gusta encontrar a alguien a quien le gusten los gatos. Por eso me llevé una agradable sorpresa cuando supe, leyendo a Bukowski, que vivió sus últimos años en una casa con nueve gatos, además de su mujer, Linda. El libro del que hablo consiste en una especie de diario donde hace reflexiones sobre su vida y lo que a él le gustaba, la escritura, el hipódromo, y lo que le disgustaba, que la gente le molestara con esto o lo otro.


Bukoswki no para de decir que los gatos siempre están guapos. Es cierto. Los mires como los mires, tienen esa cara tan preciosa. Siempre están preparados para que les hagas una foto. Y duermen mucho; se pasan horas y horas durmiendo. Sí que son listos esos bichos, dormir y comer, ¡cómo no van a estar guapos!


En otra ocasión hablaré de mi gato. Ahora sólo quiero copiar un trozo de esa obra de Bukowski a la que me refería. Habla del suicidio y de lo que le sustenta en esta vida. A mí también me pasa como a Bukowski y yo creo que a todos un poco. No lo digo por estar (tan) jodida por la vida, como dice él; cuando escribió "El capitán ..." estaba en sus setenta y pico años y, aunque ya conocía la fama, había llevado una vida bastante dura. Es que a veces la vida tiene sus momentos de tedio, tristeza, miedo... esas cosas. Pero siempre hay que buscarse una via de escape, una razón, para no quedarse en lo peor. Porque a todos nos gusta quedarnos dentro el máximo tiempo posible ¿verdad?


"Nunca puedo cruzar un puente con el coche sin pensar en el suicidio. Nunca puedo contemplar un lago o un océano sin pensar en el suicidio. Bueno, tampoco le doy demasiadas vueltas. Pero se me aparece de repente en la cabeza: SUICIDIO. Como una luz que se enciende. En la oscuridad. El hecho de que exista una salida te ayuda a quedarte dentro. ¿Me explico? De lo contrario, no quedaría más que la locura. Y eso no tiene gracia, amigo. Y terminar un buen poema es otra muleta que me ayuda a seguir adelante.No sé lo que le pasará a otra gente, pero yo, cuando me agacho para ponerme los zapatos por la mañana, pienso: “Ah, Dios mío, ¿y ahora qué?” Estoy jodido por la vida, no nos entendemos. Tengo que darle bocados pequeños, no engullirla toda. Es como tragar cubos de mierda. Nunca me sorprende que las cárceles y los manicomios estén llenos, y que las calles estén llenas.Me gusta mirar a mis gatos, me relajan. Me hacen sentirme bien. Pero no me metáis en una sala llena de humanos. No me hagas eso jamás. Sobre todo en un día de fiesta. No lo hagas."


Charles Bukowski de “El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco”

viernes, 5 de octubre de 2007

Victoria Frances






Hace unas semanas me compré una agenda con un dibujo enigmático, una mujer misteriosa, mitad hada, mitad demonio, con un marcado aire gótico y enorme belleza. No sé por qué se me ocurrió buscar el nombre de la ilustradora en Google y resulta que es una chica muy joven, gallega, además, que está arrasando en el mundo de la ilustración. Sus personajes son así, mujeres llenas de misterio y sensualidad, ideales, irreales.
Habrá que seguirle la pista. Hay buenas páginas en internet de sus seguidores.
De estas imágenes, la primera es la de mi agenda; la segunda la fotografía de Victoria y las demás, un botón de muestra para disfrutar.

lunes, 1 de octubre de 2007

Jack Vettriano: sensualidad y misterio





La pintura de Jack Vettriano me transmite misterio. Sugieren historias, abren una puerta al ensueño. Sus mujeres sensuales, vestidas con elegantes trajes de noche o medio desnudas, esperando algo o a alguien, pensativas, hermosas bajo una tenue luz, al borde del pecado o de la redención; sus hombres vestidos con traje y corbata, de rostro difuso, que parecen pertenecer a otro tiempo... ¿no son evocadores?

Una gata curiosa a veces reflexiona

Una gata curiosa a veces reflexiona
mientras pasea por la calle Ancha

Dientes que león que volaron lejos o cerca ... ¿alguno te ha llegado?

El gato de Cheshire...

El gato de Cheshire...
o su sonrisa

Instituto Cervantes

Espéculo

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Revista literaria

¿Alguien ha visto mi ratón?

¿Alguien ha visto mi ratón?
Si tienes gato, esto te puede pasar a tí

Si un perro salta a tu regazo es porque te aprecia...

Si un perro salta a tu regazo es porque te aprecia...
...pero si un gato hace lo mismo es porque en tu regazo se está caliente. A.N. Withehead

Dientes de león desde 7 de septiembre de 2010

Dientes de león

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¿Desde donde te trae el viento ... ?