Lo mejor sucedió casualmente y sin esperarlo. El sábado por la mañana nos estábamos despidiendo de Bruselas, dando un último paseo casi sin rumbo. Hacía un día estupendo de sol y casi exceso de calor que nos puso roja la piel. Mucha gente y buen ambiente. Fuimos al museo Magritte a ver los cuadros del belga y de paso una exposición de los pintores simbolistas. Bajando hacia el centro vimos unos novios haciéndose fotos en una de las plazas más concurridas de la ciudad. La torre del Ayuntamiento de la Grand Place era la referencia, pero nos echamos por una calle que se veía agradable; había una plaza y un mercadillo y nos sentamos en una terraza donde vendían patatas fritas y platos combinados. 
Entonces empezó a pasar gente, mucha gente disfrazada. Era curioso verlos, con sus trajes multicolores y su maquillaje fantástico. No sabíamos lo que era. Y cuando terminamos de comer, nos encontramos con la Zinneke Parade. Festival de locos, multiculturalidad, imaginación (al poder), buenas vibraciones, simpatía y ritmo. Fue un broche de oro ideal para estos días en Bruselas.
«A la mesa» es el tema principal de este desfile anual por las calles del centro de Bruselas. «A la mesa» invita a comer, pero también a charlar, a negociar... «A la mesa» sugiere imágenes como la Última Cena, La Grande Bouffe, Desayuno sobre la Hierba...
Desde hace años, Zinneke construye relaciones entre los habitantes, colectivos, escuelas, artistas de los diferentes barrios de Bruselas, todos ellos «zinnekes» de esta capital del S. XXI que muestra con orgullo su mezcla de raíces. La palabra «Zinneke» hace referencia en bruselense al «pequeño Sena», el río que rodeaba la ciudad, así como al común «chucho» callejero. Por extensión, «Zinneke» es aquel que posee múltiples orígenes,y por ello el vocablo se ha convertido en símbolo del carácter cosmopolita y multicultural de Bruselas. El 22 de mayo, todos estos «zinnekes» saldrán a la calle en un desfile que llenará de música y colores el centro de la ciudad".
Y de esta manera, y por otras muchas razones que sería largo y difícil explicar, Bruselas nos llegó al corazón. Y en él se ha quedado.
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